jueves, 4 de mayo de 2017

1 de Mayo


Los primeros de mayo van consignando para mi un proceso diferente en cada año nuevo que pasa. Sera que con los años y por mi trabajo el día feriado he tenido que trabajar, pero los caminos personales hacen repensar(por lo menos a mi) como se llevan adelante los procesos de la historia.
Si bien un enfoque procesualista en la antropología social queda un poco antiguo e incompleto(o vetusto, sin ofender) la historia ha hecho un camino diferente. Podemos ver como los cronistas devinieron en historiadores y como tales, seres humanos que se deslumbran, por lo impactante olvidan varias cosas que las nuevas corrientes históricas recuperan. Con el advenimiento de una nueva mirada acerca de lo comunitario y del estudio de las masas se ponen en relevancia los protagonismos colectivos, las ausencias de grandes personajes y conexiones entre los mismos muestran la presencia de las masa en la historia.
La historia del 1 de mayo esta enmarcada en un proceso social que posee la fuerza de la comunidad, del encuentro y de la lucha, más allá de los nombres que sobresalen, es el conjunto el que se lleva los laureles de la historia. Como tal, la conmemoración de un proceso semejante, debería ser comunitario, colectivo y no pensado desde lo individual; ahora desde que posibilidad se puede hablar de una “comunidad” de trabajadores.
Si bien todos los aspectos de las sociedades se interrelacionan  y se “contaminan”, la realidad como complejo habitable tiene algunos aspectos (a mi manera de ver) determinantes, el trabajo es uno de ellos, la forma de ordenar la forma de obtener el alimento y todos los elementos suntuosos se ha regido por un paradigma determinado. No vamos a realizar alguna cuestión pormenorizada de la historia del trabajo, el intercambio y finalmente el comercio. Bajo el sistema capitalista de producción y sus últimas actualizaciones se muestra, una correlación de la formas de las relaciones interpersonales y comunitarias, por lo tanto hablar de colectivos como “trabajadores” o categorías más “rígidas” y totalizadoras pecan esencialmente desde imprecisas hasta erróneas.
Con este sistema de intercambio llamado capitalismo vemos que se hace cada vez más importante tratar de revertir levemente las desigualdades inherentes al sistema en sí, es para mí deseable el pensar que en elgún momento este sistema cambiará y se podrá instalar uno más equitativo para todos. Desde ese punto de vista es que la lucha por una mayor equidad para el trabajador debe tener en cuenta los elementos “extra-laborales” estrictamente hablando, es desde allí que muchas veces los trabajadores tomamos decisiones en contra de nuestro colectivo o con una mirada cortoplacista sin poder divisar las interconexiones generales de los elementos que componen el sistema de intercambio capitalista.
Ahora para este tiempo que nos toca ,debe ser el cambio del sistema un ¿horizonte?, ¿objetivo?, ¿camino?, creo que si, todo eso y todo junto, la realidad nos imprime límites dentro de los que estoy dispuesto a jugar, dejando la violencia armada de lado, las experiencias armadas nunca han generado más que violencia y sin el apoyo del “pueblo” han muerto antes de vivir, y si es que logran tomar el poder y no encuentran un contexto plausible pueden pasar a ser aislado y despótico. Puede sonar duro o desesperanzador, pero los grandes ideales y sueños deben ser el faro que muestra el camino mientras que no descuidamos el presente que nos azusa. Así desde la libertad Satreana inmanente al ser junto con una idea de construcción de poder hegemónico de Foucault rodeamos con preguntas cierta realidad que nos permea como sujetos históricos. Desde una perspectiva contemporánea antropológica creo que tenemos que pensar el ámbito del trabajo como un entramado complejo de representaciones de los sujetos que los contienen y como los poderes hegemónicos capitalistas que los depredan han entendido de manera cabal las fuerzas de los elementos extramateriales-económicos y su impacto en la generación de idea contrarias los intereses de los trabajadores. Los derechos no se consiguen ni mantienen solo con las marchas y los paros sino también con el acompañamiento y la generación de elementos culturales contrahegemónicos que sostengan la lucha del día a día.
La regeneración de la relaciones trabajador-trabajador, el repensar el posicionamiento del mismo dentro de la red de intercambio y la interconexiones que los entrelazan debe ser el caldo de cultivo para poder sostener una lucha por los derechos adquiridos y los que se necesitan obtener. El hoy nos empuja hacia adelante mientras que la resignificación del pasado nos sostiene y nos muestra un piso del que no debemos bajar.


Feliz día compañeros.