El 25 de mayo de 1810 la proclama era según sendos libros de historia que han recorrido los pupitres argentinos:
¡ EL PUEBLO QUIERE SABER DE QUE SE TRATA!
Pero , ¿porque el pueblo diría eso?, era porque el pueblo no tenía ni idea que caranchos estaban haciendo esos señores de la elite porteña dentro del Cabildo, salieron al balcón y dijeron somo libres de la opresora corona Española.... y los barco ingleses festejaron el momento a cañonazos.
¿Porque?, porque finalmente iban a poder negociar con el puerto de Buenos Aires de forma legal y dejar de contrabandear salteando al anquilosado y feudal poder del reino del España. Se crearon insignias patrias, y comenzaron las luchas contra la corona.
Una vez que la corona española se fué de las tierras porteñas la corona Inglesa entró por la puerta grande ofreciendo al mundo de la nueva américa el librecambio, las relaciones con el mundo civilizado. Ahora quien se iba a quedar con el poder de decidir que entra al país recién nacido o no, bueno, ahí la cosa se puso fea otra vez y comenzamos la marcha lenta al primer centenario de la patria, en la luchas de independencia eliminamos a los indios del norte, una parte de los negros y algunos desatendidos por ahí; llegó Rosas hijo de la elite terrateniente porteña y dueño de la existencia de todo el territorio ¿que hizo? alentó a que los negros que quedaban pudieran en sus tiempos libres andar por ahí, hacer terribles y demoníacas fiestas, en donde más de un “cara pálida”(anacronismo que me encanta)le hubiese gustado estar, pero Don Juan Manuel tuvo un error táctico, no dejó que los demás participaran de la fiesta, se la guardó para el solito y lo peor le negó la fiesta a la nueva corona inglesa y a la cultura francesa. Ambos países tuvieron que llevar entonces la “civilización” y el “librecambio” hacia Buenos Aires y tirar al tirano Manuel por las escaleras, Lavalle y sus amigotes reunieron fuerzas, sables, y junto a la dimisión del gran Urquiza se hizo con la capital y llevó para todos el proyecto Unitario adelante.
Así llegamos al gobierno del padre de la historia oficial Argentina, Don Bartolomé Mitre, que junto a los brasileros y uruguayos tuvieron que llevar el librecambio a la China Americana, el Paraguay, esa incipiente nación pobremente industrializada que tuvo el desparpajo de ser proteccionista.
Arrasado el Paraguay y luego los gauchos federales que quedaban por ahí en un asquerosa guerra de policía le dieron paso al último Gran Prócer de la historia del siglo XIX.
En las luchas terminaron de morir los negros que quedaban(los que no se fueron a Uruguay y Brasil) y con la restauración de un estado fuerte arremetieron contra lo que quedaba de salvaje en los territorios fuera de Buenos Aires, de tres golpes eliminaron a dos grupos, los Gauchos rebeldes y los indios, que pelearon entres sí no una, ni dos, sino tres campañas “del desierto”. Aunque curiosa la gesta que emprendieron desde el porteñaje ya que iban a conquistar un desierto y llevaron un ejército, ¿contra que pelearon si no había nada?... contradicciones de la historia.
Muertos los negros, los gauchos y los indios ¿con que llenábamos el país?, quien trabajaría las tierras de los nuevos terratenientes Argentinos, distinguidas familias que resuenan hasta hoy como los Martínez de Hoz.
Llegamos entonces al primer centenario de la Argentina, con un país que estaba viviendo a costa de los granos sin procesar y las carnes saladas que exportaban, estas daban poco trabajo a la Argentina, no reinvertìan en nada, todo era exportado. Las grandes, inmensas ganancias generadas en los finales del XIX y principios del XX sólo sirvieron para generar una elite haragana, glotona que consumìa recusos.
Los festejos se sucedieron con paros, represión sangrienta, una juventud adinerada que veía en los obreros a los enemigos del sistema, de la modernidad y salían a “cazarlos”(literalmente con armas de fuego) dada semejantes circunstancias los festejos del centenario se dieron con un toque de queda, policìa en las calles y sin la participaciòn de las grandes mayorías inmigrantes al país.
El papel que desempeñaría el primer gobierno de masas de Irigoyen sería el de mediar entre las Oligarquías haraganas racistas e inùtiles que, por ello no pudieron encauzar los reclamos del pueblo y se vieron forzados a darles un representante.
Hasta la llegada del peronismo las masas obreras diezmadas del 10, 20 y 30 , migrantes externos más los migrantes internos del 30 y 40 solo salieron en las efemérides siendo recordadas por matanzas, fusilamientos y represiòn. Cuando el líder peronista tomó el gobierno, las masas tomaron por primera vez los espacios públicos e intermitentemente reclamarìan estos espacios para hacerse escuchar.
A las oligarquías no les entusiasman los espacios públicos con masas, no por una cuestión de gusto sino, simplemente porque sus formas de gobiernos siempre apuntan a despojar de todo a las masas y concentrar la riqueza en las manos “de siempre” por lo tanto el reclamo de estas se da como algo común y esos reclamos pueden llevar a traer pensamientos peligrosos como que se “piensen sujetos de derechos”..
La argentina Post-dictadura retomó las calles, primero con Alfonsin, líder de la nueva democracia apoyado por las mayorías que buscaban una identidad en el renacido contexto democrático. Luego viene el caudillo riojano que con un look “a lo Quiroga” encarnando las políticas del consenso de Washington al pie de la letra, destrozando lo poco que quedaba en manos del estado y sus políticas de bienestar; aquí es donde las masa empiezan a ganar los espacios públicos otra vez pero para quejarse y reclamar por los derechos. Las medidas antipopulares llevadas a cabo por ese despreciable hombre, más el inmutable De La Rúa y apuntalados en el nefasto Caballo, el FMI, Banco Mundial, la JP Morgan and company(no olvidar a Carrió, Bullrich, Prat Gay, Sturzenegger) pusieron en juego los espacios de visibilización para las masas y sus reclamos.
Los gobiernos de Nestor y Cristina Kirchner llevaron adelante políticas de corte más popular, apuntando la mira a la consolidación de un mercado interno y le recuperación de la participación en la economía por parte del estado. Con este nuevo gobierno, su orientación junto a su origen peronista hizo que los espacios públicos volvieran a tornarse espacio de luchas simbólicas, marchas y contramarchas,
Llegamos al 20 de Junio del 2017, aniversario de la Bandera y especial para la ciudad de Rosario ya que es el aniversario de la creación del Monumento Nacional. El encuentro se dió en el completo ostracismo, como antaño este gobierno Oligárquico no quiere a las masa cerca, y como excusa apunta a una beligerancia y al respeto a la “institucionalidad”.
Son los espacios públicos, como primera medida comunes, como la Ágora griega se componen de una propiedad colectiva que, dependiendo de la forma de apropiación del mismo puede ser “de todos” o “de nadie”, de quien ejerza la mayor cantidad de fuerza bruta y beligerante para reclamarla. Se apunta así a que los espacios comunes son de quien puede reclamarlos, en Argentina como en muchos países latinoamericanos las elites criollas desprecian al conjunto pobre y viven mirando hacia el viejo continente, las potencias económicas, haciendo su fortuna de los cultivos y la renta; de forma que nada puede ser más impopular que esta “casta” ejerciendo gobierno. Los espacios públicos dejan de ser públicos para quienes quieren disentir con el gobierno en ejercicio y es este quien a través del brazo violento del mismo reclama ese espacio para la voz oficial y el silencio opositor.
Los espacios públicos fueron interpretados por todas las sciencias sociales, pero podemos unir varios conceptos que no estàn necesariamente o tòricamente conectados por sus autores pero parece que son caprichosamente congruentes para el ejercicio del poder.
El concepto de “no lugar” de Marc Auge, la derecha oligárquica requiere que los espacios pùblicos se vuelvan “no lugares” en donde los sujetos no se sienten identificados y solo lo hagan circunstancialmente cuando pasan por èl, lo polítikós hace que los espacios públicos sean necesariamente lugares de apropiaciòn del conjunto, lugar de expresiòn de comunicación. Será labor de las derecha oligárquica alejar al pueblo de lo que es suyo, la política y de los lugares de ejercicio de la misma fuera de la institucionalidad de la democracia moderna partidista, los espácios públicos; el ciudadano debe sentirse un ajeno al mundo político, un mirador inexperto de un proceso deleznable, manipulador de los destinos de la sociedad, es el nuevo sujeto votante de la derecha el que ejerce su poder únicamente en el momento del voto y nunca más luego de èl.
A esto se la añadirìa el concepto un poco extremo pero útil al análisis de la utilización y creación del poder, Jean Baudrillard uno de los llamados filósofos posmodernos,( aunque no sean los que más me atraigan muchas de las conceptualizaciones arrojadas por estos van en consonancia con la época en que vivimos) en su libro “la guerra del Golfo no ha tenido lugar” desarrolla la idea de que la virtualidad es lo que sustituye a los “real”, lo verosímil se come a lo veraz, no son los hechos sino lo que nos quieren mostrar de ellos y sus interpretaciones.
La convicción más extendida es la de una correlación lógica entre lo virtual y lo actual, según la cual toda arma disponible no puede no ser utilizada algún día, ni una concentración de fuerzas semejante no abocar al conflicto. Ahora bien, tal cosa responde a una lógica aristotélica que ya nada tiene que ver con la nuestra. Nuestro virtual supera definitivamente lo actual, y tendremos que contentarnos con esta virtualidad extrema que, a diferencia de lo que sucede con Aristóteles, disuade de pasar a la acción. Ya no estamos en una lógica de pasar de lo virtual a lo actual, sino en una lógica hiperrealista de disuasión de lo real mediante lo virtual. (pag 10 “ La guerra del Golfo no ha tenido lugar” J. Baudrillard, 1991)
Baudrillard habla de la guerra, pero llevado al desarrollo del concepto es la guerra un hecho que, los medios y cada lado muestra desde una óptica determinada que no es necesariamente correlativa al hecho, además muchas veces totalmente ajena a este.
El poder político oligárquico quiere al sujeto separado de la estructura(entendido desde Levi Strauss) de apropiación de lo público, de lo político; de su apropiación identitaria de ello; de los objetivos comunes que los unen. Así atomiza, enajena el espacio público, lleva a cada uno de los sujetos una “realidad verosímil” virtual que cuadre con el discurso que más se acerque a los elementos que se le son dados y que necesariamente el sujeto interpreta y quiere interpretar.
Es de tener en cuenta que, los sujetos aquí no son meros recolectores de sentidos, conceptos y discursos, como todo texto tenemos que mirar al lector como un nuevo autor del mensaje que recibe, un intérprete que recrea, redistribuye los sentidos y los conceptos para re-acomodar las estructuras que llevar a reafirmar un discurso que muchas veces no nació en su reflexión y que como peor medida le repercute en su existencia de forma negativa.
La argentina de hoy esta cambiando los modos de hacerse del juego de lo real, los ritos performáticos que muestran el habitus de los sujetos tratan de ser derivados hacia una pasividad cómplice que no entorpezcan los procesos socioeconómicos oligárquicos que necesariamente llevan hacia la concentración del poder con la exclusión de las mayorías que serán el colchón que recibirá los golpes arrolladores del capital concentrado.
El 20 de junio fue un momento de cristalización de los procesos sociales que vivimos en la Argentina del hoy, el poder tras la vallas, la policía y los espacios públicos restringidos de forma que los sectores populares no puedan apropiarse de ellos mostrando su mensaje. Hemos tenido en nuestro país la actitud pendular de restringir y avivar lo político como el proceso para cambiar la realidad que nos rodea, es el desafío actual el no dejar de movilizar las estructuras de lo “politikós” tratando en conjunto de discutir nuestro devenir como sociedad.
Bliografía:
Los no lugares. Espacios del anonimato. Antropología sobre la modernidad (1993)
La guerra del Golfo no ha tenido lugar Jean Baudrillard Traducido por Thomas Kauf Editorial Anagrama, Barcelona, 1991